Una amplia brecha se abrió en 2016 entre la producción y la venta de automotores en la Argentina y la culpa la tiene la cantidad de modelos importados que ingresaron: la fabricación nacional va camino de caer cerca de 10%, contra similar porcentaje, pero de alza, que alcanzarán los patentamientos gracias a que los vehículos traídos del exterior representan nada menos que el 60% de las ventas al mercado interno.
La balanza se viene revirtiendo como consecuencia de la crisis brasileña, que la empuja para el lado argentino, y de la eliminación del cepo y restricciones aduaneras que dispuso el gobierno de Mauricio Macri.
De este modo, 2017 presenta como novedad automotriz que casi todos los lanzamientos proyectados son de vehículos importados, muchas veces a precios más que competitivos con los de producción nacional, por el efecto que en algunos segmentos ejercen los impuestos internos.
En números redondos, el año culmina con 500 mil automotores salidos de las fábricas del país, de los cuales se exportaron 200 mil, según cálculos de la Asociación de Fabricantes de Automotores (ADEFA). Pero fueron patentados 700 mil en total en los registros nacionales, contando los más de 400 mil que entraron del exterior, de acuerdo con las estimaciones de la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (ACARA).
A simple vista surge que fue un buen año para los importadores, relativamente aceptable para las concesionarias y más que regular para las terminales.