GLOBAL: La moda “Upcycling” y el ambiente, un fenómeno que crece

El upcycling trata de reutilizar las prendas viejas o de stock para darles una segunda vida y aprovechar la energía gastada en su confección.
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Cada año, la Tierra produce miles de millones de toneladas de recursos naturales que, por la demanda y el consumo humano, se agotarán indefectiblemente, de la mano del aumento continuo de las temperaturas globales, el derretimiento de los glaciares, los continentes en llamas y una rápida deforestación.

Según la ONU, la industria de la moda es responsable del 10 % de la contaminación global mundial y es una de las más contaminantes. El impacto ambiental se produce a través de cuatro componentes: el agua que se consume, los materiales que se emplean (y se desechan), el uso y eliminación de productos químicos de potenciales efectos dañinos, y el gasto de energía.

El cuidado del medio ambiente se volvió uno de los principales temas de agenda en los últimos años. Desde los gobiernos hasta cada una de las industrias buscan que sus acciones dañen lo menos posible al planeta y todo lo que en él vive.  El mundo de la moda no es la excepción, y tanto las grandes marcas como pequeños emprendedores, trabajan en direcciones similares cuando se trata de esta temática.

Con el paso de los años, muchos diseñadores argentinos e internacionales, tomaron consciencia del impacto que causaba la industria de la moda y optaron por iniciarse en el camino de la sustentabilidad y el reciclaje para la confección de cada una de sus prendas.

En ese marco, el upcycling se instala para darle una nueva oportunidad a esas prendas que quedaron olvidadas o fuera de temporada. De eso se trata la nueva moda que alcanza a las marcas más importantes del mundo y que se hace espacio en los barrios con ferias vintage y locales de ropa usada.

¿De qué se trata?

El Upcycling consiste en aprovechar productos, residuos o materiales de desecho con el objetivo de fabricar nuevos productos o materiales de mayor calidad. Traspasado a la moda, se trata de la reutilización de una prenda que por algún motivo se decide dejar de utilizar: pasó de moda, es viejo, “cambió de talle”, entre otros.

“Las grandes marcas están implementando hacer nuevas colecciones de prendas con los residuos que quedan de otras producciones. Forman nuevas prendas de otras que se las consideraba como ´desechos´. Impulsado por ellas, es probable que en un futuro esto sea algo que se instale en el resto de las marcas; ya que cada vez más personas están tomando conciencia de la importancia de estas acciones”, comenta Sole Silva, dueña y creadora de la importadora de telas Sole Silva Textiles.

Pero no sólo se trata de no tirar la ropa, o de transformarlas en otras prendas -algo que sin duda puede hacer cualquier persona desde su propia casa- sino que, además, esta práctica colabora al ahorro de recursos y energía que conlleva la fabricación de nuevas prendas.

Por otra parte, las ferias vintage, o locales de ropa usada, forman parte de este movimiento, igual que páginas en redes sociales donde se venden “prendas con poco uso”, “como nuevas”, a precios más accesibles de lo que se encuentra en las primeras marcas.

Frente a todo esto se pueden establecer dos puntos sumamente importantes que motivan a sumarse a este movimiento:

-Cuidado del medio ambiente (eliminar residuos, y ahorrar energía de producción)

-Precios económicos.

“En la moda, Margiela promovió esta tendencia en la década de los 90, siendo uno de los primeros diseñadores de alta costura en introducir el reciclaje a sus colecciones. En la actualidad, grandes diseñadores como Vetements o Marine Serre y grandes marcas como las de Inditex se sumaron a esta nueva tendencia que trata de dar salida a las prendas de stock que no se venden o mejorar aquellas prendas viejas que aún están en buen estado para darles una segunda (o tercera, cuarta o quinta) vida”, comenta Sole Silva.

Argentina se suma a la moda circular

El sistema de la moda contribuye a que se desechen millones de kilos de residuos textiles, aunque la mayoría sean reciclables, el 85% termina en vertederos. Las empresas de moda rápida o fast fashion son grandes contribuyentes a estos problemas, ya que su propósito principal es producir ropa barata en grandes cantidades y la mayoría con condiciones de trabajo lamentables.

En Argentina, cada vez más personas deciden sumarse a la causa y llevan adelante proyectos y emprendimientos siguiendo las bases de estas nuevas tendencias, e impulsan también el upcycling (en castellano, algo así como “superreciclaje”), que no es ni más ni menos que hacer circular las prendas que se dejan en desuso, pero todavía pueden aprovecharse, aunque “pasen de moda”.

Los emprendimientos Galpón de Ropa y Renová tu Vestidor son referentes en cuanto a la moda circular.  El primero vio la luz en el 2012 a partir de que los jóvenes Gonzalo Posee y Juan Báez vieran el potencial desaprovechado que tenían las ferias americanas, así lograron crear un negocio funcional, sustentable, que brinda empleo pero que no produce, sino que se dedica enteramente a la comercialización de prendas que no estaban siendo utilizadas a pesar de tener una larga vida útil por delante.

El Galpón de Ropa es una pyme exitosa que fomenta el consumo responsable y buscan revertir el impacto textil en el ambiente. Así como declaran en su manifiesto, actualmente participan en su plataforma online más de 150 mil personas, han hecho recircular más de 850 mil prendas y han donado más de 200 mil.

En cuanto al upcycling y la reutilización de materiales desechables, se destacan los emprendimientos Biótico y Jardín Estampas. Biótico, creación de la diseñadora Jessica Pullo, es una marca de moda inclusiva y sustentable. Dicha marca se dedica a la creación de bolsos, accesorios y prendas de lujo a base de materiales descartables y plásticos de un solo uso como son los sachets de leche y los paquetes de papas fritas o galletitas. Además, su emprendimiento también se destaca por un fuerte compromiso social, ya que emplea a sus equipos de trabajo a través de la Asociación Laboral para Adultos con Discapacidad Intelectual (Alpad), son ellos quienes limpian, cortan y ensamblan los residuos artesanalmente para conformar las piezas textiles finales. Biótico también surgió de la experiencia personal de su fundadora, quien nació en La Salada y vio durante toda su vida la cantidad de residuos, incluidos textiles, que eran arrojados al Riachuelo, situación que la movilizó a aportar su granito de arena para crear una sociedad más justa con el ambiente.

Jardín Estampas, por su parte, fue fundada por la diseñadora de indumentaria Eugenia Zoia: “Tenía ganas de empezar un emprendimiento, pero quería hacerlo de forma que me quedara tranquila. Investigué sobre la utilización de materiales más naturales y llegué a la tradición de los pueblos originarios que teñían sus lanas”, señala sobre el surgimiento de su proyecto basado en la creación de prendas y accesorios únicos realizadas con fibras biodegradables, descartes textiles, tintes naturales y elementos de estampado provenientes de la naturaleza o los desechos, como hojas, yerba, semillas o cáscaras de cebolla.

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