(ARGENTINA) La industria de la construcción parece estar, en algún punto, al margen de los vaivenes económicos. Los inversores avizoran que el problema es más político que económico y a medida que se conforman las listas electorales van tomando posición.
En la medida que el escenario electoral se vaya acomodando y se definan los candidatos, los inversores con experiencia comenzarán a buscar tierra a buen precio y bien ubicada
No nos olvidemos que es un mercado donde hay que anticiparse. Cuando se supone que es negocio, en realidad ya es tarde dado que hacer los permisos y armar un fideicomiso tarda como mínimo seis meses.
Por otro lado, en los últimos meses, el desequilibrio económico hizo que nuestros países vecinos se vuelquen a invertir en inmuebles en Argentina ya que -midiéndolos internacionalmente- tienen bajo precio.
La compra desde el pozo también está funcionando porque muchos consideran que constituye uno de los últimos refugios donde desembolsar los dólares tan preciados.
En el caso de los lotes luego de muchos meses de cartelera, muchos propietarios decidieron convertirlo en un activo aportando el mismo a cambio de metros o tomando unidades terminadas en otro proyecto.
¿Podemos hablar de un veranito para la construcción? Es difícil responder que sí en forma contundente y permanente ya que este es un mercado muy dinámico. Por el momento, advertimos que este tipo de inversiones tangibles están de parabienes.
Por Horacio Ludigliani, arquitecto y desarrollador. Director de Grupo Ludigliani
