Tal como lo establece la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la industria de servicios financieros puede ser tanto un catalizador como un barómetro de la igualdad de género. Por sí solo, la inclusión financiera no dará como resultado la igualdad de género. Sin embargo, solo con un acceso equitativo a la gama completa de servicios financieros basados en necesidades (ahorro, crédito, seguro, pagos) y la educación financiera que lo acompaña, las mujeres tienen una oportunidad de empoderamiento social y económico.
Ya sea que trabajen en el hogar o fuera de él, ya sea que trabajen en empleo formal o por cuenta propia, la inclusión financiera proporciona a las mujeres las herramientas para acumular activos, generar ingresos, gestionar riesgos financieros y participar plenamente en la economía.
Cifras mundiales
A nivel mundial, las mujeres tienen menos oportunidades económicas. Menos de la mitad de todas las mujeres elegibles participan en la fuerza laboral, en comparación con el 75 por ciento de los hombres.
Las mujeres también tienen más probabilidades de trabajar en empleos informales y en trabajos vulnerables, mal pagados o infravalorados. Tampoco disfrutan del mismo acceso a los servicios financieros que los hombres. El 56% de todos los que no tienen una cuenta bancaria son mujeres.
El CAF recomienda que, para acortar la brecha de género en la región es necesario contar con un entorno financiero propicio donde las mujeres confíen y se sientan acompañadas al momento de comunicar sus necesidades.
Para lograrlo; recomiendan auspiciar la educación financiera y crear productos financieros y no financieros con perspectiva de género que refuercen los emprendimientos femeninos.
Datos del CAF
Desde 2013, el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) realiza sondeos de capacidades financieras en varios países de América Latina para obtener un diagnóstico sobre los conocimientos, habilidades y comportamientos de los individuos en esa área, lo que ha expuesto la existencia de brechas de género.
El estudio Capacidades Financiera de las mujeres expone las desigualdades existentes en Colombia, Perú, Ecuador y Brasil; así como la necesidad urgente de generar sistemas de indicadores de género que mejoren el acceso de la mujer al sector financiero y de esa manera poder diseñar políticas que reduzcan la desigualdad entre géneros.
En ese contexto, la educación financiera debe comprender el manejo del riesgo, la gestión del dinero, la autoconfianza de las mujeres, las capacidades digitales y de negociación y el acceso responsable e informado al sistema crediticio.
El documento también destaca que, para llegar al objetivo, que es lograr la igualdad financiara en los programas o medidas que se desarrollen, es imperativo involucrar en ellos a los hombres.
De acuerdo con los sondeos realizados en esos cuatro países de la región, el 33% de las mujeres cuentan con autonomía para tomar decisiones sobre la gestión de las finanzas, lo que representa una brecha de género de 15 puntos porcentuales en comparación con el 48% de los hombres.
Además, más mujeres (67%) que hombres (52%) requieren de otras personas para decidir sobre las finanzas. Según el estudio, uno de los motivos es la menor autonomía de la mujer debido a su participación en las decisiones financieras cuanto contribuyen al ingreso del hogar.
Diana Mejía, especialista senior en Inclusión Financiera del CAF, propone: “trabajar en la implementación de estrategias nacionales o programas de educación financiera y crear sistemas de indicadores de género para diseñar políticas públicas que reduzcan las desigualdades y fomenten una mayor participación de las mujeres en la economía de sus países”.
“Esto implica trabajar en reducir las brechas en comportamientos, planificación, conocimientos y actitudes financieras, así como en inclusión financiera y vulnerabilidad”, sostiene la experta del CAF.
ARGENTINA: Más del 50% de las mujeres tiene acceso a productos financieros
