Para atenuar la desigualdad que actualmente viven las mujeres y la comunidad LGTBIQ+, la Secretaría para la Igualdad de Género, en conjunto con el Ministerio de Educación porteño, lanzó un curso gratuito de finanzas para promover el acceso a productos y servicios que faciliten su autonomía económica.
El curso es virtual y gratuito. La primera entrega aborda las nociones básicas de educación financiera en tres videos:
Pasos iniciales para ahorrar,
¿En qué gastamos el dinero y cómo armamos un presupuesto?,
¿Qué podemos hacer con nuestros ahorros?
Paralelamente, se trabaja en el desarrollo de una plataforma de capacitación financiera más amplia que estaría lista para el próximo año y que incluirá otras herramientas de utilidad para las vecinas.
«Tenemos como objetivo crear mejores oportunidades de desarrollo para las mujeres. Y la educación financiera es uno de estos ejes de trabajo. Por eso, junto al Ministerio de Educación, estamos trabajando en el desarrollo de una plataforma que tendrá diversas herramientas de educación financiera para poner a disposición de todas las vecinas de la Ciudad y así reducir las brechas existentes», expresó la Secretaria para la Igualdad de Género, Marisa Bircher.
Según el índice de educación financiera en conocimientos, comportamientos y actitudes financieras de las mujeres empresarias, presentado por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) en 2017, Argentina se posiciona en el puesto 37 de 39 países; muy al final de la lista. Además, según detalló el mencionado organismo en otro informe de 2020, del 26% de las mujeres que pudieron ahorrar, más del 60% lo hizo «debajo del colchón»; es decir, fuera del sistema financiero.
Desde la Secretaría para la Igualdad de Género, señalan a la falta de conocimiento sobre las fuentes de financiamiento y sobre las formas de realizar presentaciones en el sistema financiero como una de las principales causas, y afirman que la situación obedece a diferentes motivos: las mujeres al hacerse cargo en mayor proporción del sistema de cuidados y tareas domésticas dedican menos tiempo a su desarrollo profesional. Esto genera que muchas veces accedan a trabajos informales en ámbitos peor remunerados y a que ganen menos que los varones o que tengan mayores niveles de desocupación.
Además, así como todavía hay muchas mujeres que no están bancarizadas, otras no cuentan con las garantías que el sistema financiero requiere para otorgar créditos. A esto se le suman los sesgos de género en las prácticas y los productos de las instituciones financieras que, en general, no se adaptan a las necesidades y características de las mujeres que los requieren.
