GLOBAL: Caen las redes sociales, y el mundo colapsa

Millones de usuarios en todo el mundo se vieron afectados por la caída de las tres redes sociales más consumidas: WhatsApp, Facebook e Instagram. Sin embargo, esto no sólo impactó en la forma de comunicarse, sino que puso de manifiesto una vez más la dependencia tecnológica de la sociedad y el malestar que genera en las personas que utilizan día a día estas redes sociales.
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GLOBAL: Caen las redes sociales, y el mundo colapsa

Tras la caída a nivel mundial de WhatsApp, Facebook e Instagram, el mundo pareció paralizarse. Las personas comenzaron a buscar formas alternativas de comunicarse, ya sea por otras aplicaciones de mensajería o volviendo al clásico mensaje de texto. Sin embargo, la imposibilidad de acceder a las redes por varias horas, dispararon otro tipo de preguntas respecto a la dependencia a estas tecnologías. Más allá de la imposibilidad de trabajar para muchos y de comunicarse para otros, esta ausencia bien podría asemejarse a una sensación de incertidumbre.

Según una nueva encuesta del Programa de Estudios de Opinión Pública (PEOP) de la Universidad Abierta Interamericana (UAI), destinada a analizar los usos y percepciones sobre la tecnología informática, la mayoría (66,9%) considera a la tecnología como algo “bueno”, mientras que el 21,7% la definió como “neutra” y un 8,3% sostuvo que es “mala”.

Asimismo, las redes se consolidaron aún más durante el confinamiento y como respuesta a la necesidad de tele-trabajar, tele-estudiar y comunicarse con familiares y amigos, las videollamadas tuvieron una importante adopción.

La cuarentena aceleró el uso de dispositivos para efectuar home office, algo que queda demostrado en los datos: una abrumadora mayoría del 94,1% dijo que la tecnología es muy necesaria para la vida laboral, contra un 5,9% que no lo ve como algo tan imprescindible.

Pero los dispositivos electrónicos terminan de constituirse también como una gran fuente de entretenimiento, algo que ya venía siendo una clara tendencia aún antes de la cuarentena. Según los datos que arroja la encuesta, el 86,9% de los consultados dijeron utilizar tecnología informática durante su tiempo libre, contra un 9,6% de los encuestados que no lo hace.

Entonces, ¿qué sucede cuando estos dispositivos no están disponibles? ¿qué emociones atraviesan a la hora de no poder canalizar esa acción constante en las redes sociales?

A partir de un informe de QSocialNow, los usuarios de Twitter manifestaron “tristeza” e “incertidumbre” ante el desconocimiento de las causas.

En todos los casos se prioriza la emoción de “tristeza” y la preocupación por “trabajo”. La primera responde a los reiterados emojis de llanto que promueven los usuarios, afectados principalmente por la ausencia de Whatsapp. Entre las conversaciones se destaca la incertidumbre y el desconocimiento de las causas; el aburrimiento y la falta de comunicación con personas que “no están” en otras redes sociales.

A su vez, las referencias a “trabajo” aluden a los inconvenientes que provoca la falta de Whatsapp en comunicaciones laborales y estudiantiles. En cambio, con Instagram ocurre lo contrario: los usuarios afirman “poder retomar sus pendientes” sin la distracción que les ocasiona.

Según la licenciada en psicología, Vanesa Cogliolo, las redes sociales tienen influencia sobre todo en los adolescentes, quienes las utilizan para socializar. La dependencia a las redes sociales se nota desde muy temprana edad, los siete años en adelante, y hasta los 15 se ven muchas patologías en torno a la Internet, como ansiedad, fobias sociales, miedo a no poder salir y a no poder socializar en un grupo grande de personas. En estos casos es necesario que los padres puedan estar más presentes y pongan límites con respecto al uso del celular.

Al decir del sitio datosprotegidos.org, “se trata de mirar de qué nos hemos hecho dependientes, a veces por decisión propia y otras porque las decisiones sobre qué tecnologías usamos las toman otros, y cuánta información nuestra está repartida en diversas nubes. Pero sobretodo, nos debe preocupar porque parece que no tuviéramos otras opciones a la mano si estas aplicaciones y plataformas no están disponibles. Y este punto, da cuenta de nuevas brechas de acceso a la información y de educación en temas digitales y tecnológicos”.

En ese sentido, el debate se cierne a partir del desafío de cerrar la brecha digital o cómo avanzar hacia una Internet más robusta y accesible para todas y todos, sin dejar de lado las decisiones tecnológicas, que son decisiones políticas. El acceso a Internet es medio catalizador del ejercicio y garantía de derechos sociales (no sólo individuales) como el acceso a la educación, al trabajo, a la salud, al conocimiento, el derecho a la comunicación.

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