«La necesidad de interacción entre los hombres sobrevivirá a cualquier virus»

En una conferencia virtual, se presentó el libro de Gustavo Santos y Michel Durrieu, "El después: El turismo y la humanidad", que analiza lo que sucede y sucederá con la industria global del turismo a partir de la pandemia del covid-19. En dicho marco, dialogamos en exclusiva con el ex Ministro de Turismo de la Nación.
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En la coyuntura actual generada por la pandemia del COVID-19, el turismo es una de las industrias más afectadas a nivel local, regional y global, debido a su impacto
económico, político y social. Este sector contribuye con el 10.3% del PIB mundial y emplea 330 millones de personas, generando 1 de cada 10 puestos de trabajo. En 2019, por noveno año consecutivo, su crecimiento se ubicó 40% arriba del promedio de crecimiento de la economía mundial. Hoy la industria se encuentra en una profunda crisis productiva y de identidad, con el gran impacto que esto genera para todo su ecosistema a escala nacional e internacional.

En este contexto, Gustavo Santos, ex Ministro y Secretario de Turismo de la República Argentina, y Michel Durrieu, asesor especial de la OMT sobre turismo sostenible y desarrollo territorial, presentan “El Después: Turismo y Humanidad”, una obra tan actual como esencial para entender a la actividad y a sus
actores en esta nueva era.

El libro presenta un profundo análisis del El Futuro del Turismo y de la Humanidad post pandemia pasado, presente y futuro de la industria turística a la luz de la pandemia, así como su impacto en los viajeros, ofreciendo una reflexión a dos voces sobre las conductas humanas y los cambios en la sociedad, sus riesgos y nuevas oportunidades.

De esta manera, Santos y Durrieu, cada uno desde su perspectiva y vasta experiencia en la temática, abordan cuestiones como la capacidad de recuperación del sector, los grandes cambios que traerá la nueva cultura del viajero, las políticas de los Estados para el control de sus fronteras, el impacto en los servicios de las compañías aéreas y los flujos turísticos globales, la transformación del sector hotelero, la relación turistas-residentes y el replanteo de una nueva dinámica social.

«El miedo paraliza y nos conduce al aislamiento, pero existe una conciencia poderosa de libertad en la especie humana que nos impulsa a desafiar cualquier obstáculo para ejercerla. No sabemos aún qué quedará en pie, qué podrá recuperarse y qué perderemos para siempre. De lo que estoy convencido es que la necesidad de interacción entre los hombres, la experiencia del viaje, sobrevivirá a cualquier virus. Quienes desarrollen contextos auténticamente sustentables y equilibrados se
convertirán en un foco de atracción para un turismo responsable creciente», explica Gustavo Santos.

Por su parte, Michel Durrieu agrega: “El sector turístico deberá generar un cambio de paradigma antes de recuperarse o de reconstruirse. Su desafío es adaptarse a un cambio de sociedad y de consumo. La oferta se tendrá que reinventar para y por una humanidad que seguirá viajando”.

Una encuesta realizada en los EE UU refleja que superada la pandemia del Covid-19, sólo un 15% manifiesta que volverían a volar dentro del mes de finalización, otro 16% manifestó que recién estarían dispuestos a volar nuevamente pasados tres meses y el 49% restante respondió que recién lo harían pasados seis meses.
En lo que respecta al sector hotelero, el 21% -de los estadounidenses- estaría dispuesto a alojarse en un hotel luego de pasado un mes del fin de la pandemia y un 39% esperaría entre tres y seis meses. Diversos estudios señalan cuatro macrotendencias luego de la pandemia económica y sanitaria global: los consumidores serán: medioambientalmente conscientes, socialmente generosos, mantendrán mucho foco en su salud, y desarrollarán nuevas formas de interacción entre las personas.

¿Cuál es el principal impacto del covid-19 en el sector del turismo?

Para tomar una dimensión del impacto de la crisis, la industria del turismo contribuye con el 10.3% del PIB mundial y emplea 330 millones de personas, generando 1 de cada 10 puestos de trabajo.  No hay ninguna otra actividad económica en el mundo que haya crecido con tanta regularidad desde hace más de un siglo. En 2019, por noveno año consecutivo, su crecimiento se ubicó 40% arriba del promedio de crecimiento de la economía mundial. 

En 1950, 25 millones de turistas viajaban por el mundo. En 2019 se realizaron aproximadamente 1.500 millones de viajes y, para el 2030 se esperaba superar los 2.000 millones (previo a la crisis del COVID-19). 

En el libro que escribimos con Michel Durrieu, “El Después: Turismo y humanidad” explicamos varias crisis históricas que sufrió la humanidad y que impactaron de forma directa en el turismo, como por ejemplo el atentado a Nueva York en 2001, y la sucesión de otros atentados en el mundo entero al igual que epidemias como el Sars o el Ébola entre otras. Este tipo de crisis afectaron a la industria, a los viajeros y a ciertos destinos pero su alcance fue parcial.  

La crisis provocada por el COVID-19 es la primera considerada realmente global, sin discriminación de continente, de situación económica (emergente, no emergente) o bien de temporalidad (verano / invierno). Es excepcional porque supone todo tipo de riesgos: sanitarios, económicos, sociales y políticos en simultáneo; sumándose a los conflictos territoriales existentes que no han cesado -y que podrían empeorar con el cierre de las fronteras. Ha impactado a todos pero sus consecuencias económicas y sociales serán mas graves en Latinoamérica. 

 ¿Por dónde pasará la recuperación sobre todo en países como el nuestro?

Como analizamos en el libro, la evolución de la actividad y de la propia industria; es muy posible que de paso a la tan esperada era del turismo sostenible. Los viajeros optaremos por destinos naturales, cercanos, espaciados, diversos,  y Argentina los tiene en abundancia.  

Antes de la pandemia, y durante mi gestión, trabajamos para convertir al país en un reservorio de naturaleza. Argentina tiene la diversidad y la abundancia que necesitamos para posicionarnos con ese producto que será el más demandado mundialmente. Pero el problema de Argentina es su extensísimo territorio y  la distancia de los grandes centros emisivos del mundo, por lo tanto esa oportunidad se va a aprovechar solo si tenemos conectividad suficiente internacional y doméstica y, además, debemos estar integrados al mundo y no aislarnos. La salida de Latam del país en ese sentido es una tragedia 

¿Qué tipo de decisiones son necesarias tomar para avanzar en esa recuperación?

La primera y principal propuesta es que hay que trabajar de forma integrada, fundamentalmente quienes tienen la responsabilidad de conducción y gestión de la crisis. 

En el mundo hubo un momento sanitario riguroso de la pandemia que implicó en muchos países un estado de reclusión estricto, pero no vamos a poder vivir encerrados por siempre. Hay un momento de transición entre la cuarentena estricta -que no puede sostenerse en el tiempo de forma permanente- y el día en que tengamos una vacuna o tratamiento disponible para terminar con el coronavirus, donde con todos los aprendizajes adquiridos para protegernos y proteger a los demás deberemos convivir con el virus. El empoderamiento ciudadano será necesario y esa transición deberá ser gestionada positivamente para que se restablezca la actividad cuanto antes y de la mejor manera.  

Mi mayor recomendación es que nunca se pierda de vista que el turismo es un motor extraordinario para el desarrollo endógeno, para el crecimiento local, para generar empleos y afecta positivamente a cada rincón de la Argentina. Muchas veces llega a donde ninguna otra actividad productiva lo hace sobre todo en la Argentina profunda. 

Y otro punto fundamental, como ya mencioné, es nuestra integración con el mundo. Uno de los sentidos del turismo es crear y fomentar estos múltiples puentes de ida y vuelta. No se puede hablar de turismo sin esa interacción, que también supone una gran cantidad de ingresos de divisas en el país. No hay que olvidar que se trata del cuarto mayor sector exportador que tenemos con más de 5,4 mil millones de dólares de ingresos al país en gasto turístico en el último año de nuestra gestión.  

Pero reitero, más que nunca debemos seguir dando una gran lucha para que Argentina tenga la conectividad que necesita para convertirse en un gran receptor turístico. Cuidar a todas nuestras empresas aéreas. Pero además defender las low cost que quedan es estratégico para la suerte de los destinos y la  posibilidad de las personas de viajar a precios razonables.

Durante la presentación del libro, dijiste «si hay libertad, habrá turismo», ¿podrías ampliar un poco esa afirmación?

El viaje está en la esencia misma de la humanidad. Está en nuestro ADN. Viajar es nuestra búsqueda más a mano de la libertad y la felicidad. Es por esto que afirmo que si hay libertad, habrá turismo. Viajar será siempre un símbolo de libertad individual. Los viajes son parte de la especie humana y ese principio de libertad se va a imponer. El viaje es un hecho de libertad y lo vamos a recuperar.

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